Arremetida contra el feminismo
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En el último tiempo se ha vivido en Chile, una “arremetida contra el feminismo” y una búsqueda de los sectores más conservadores para retroceder en los avances en materia de género, muchas veces manipulando información, desinformado y buscando instalar y vincular al feminismo a una suerte de “ridiculeces conceptuales”, que sirven para justificar un soterrado bullying contra el feminismo. Estos sectores conservadores pretenden relentizar la continuidad en los avances de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y por qué no decirlo, si se puede retroceder…. hacerlo.
Ahora bien, para ser justas(os), los sectores conservadores no sólo están en la derecha, si no que se encuentran -incluso- en sectores del progresismo, que también tienen sus alas conservadoras y que nunca han dejado de ver en esta ideología política, una amenaza para los espacios de poder. Buscar que todo siga como siempre ha estado y asimilando las lógicas patriarcales, como “lo bueno y normal”.
Se suele escuchar: “está bien el feminismo pero no extremo”, “ahora no se le puede decir nada a las mujeres”, sin especificar que sería nada y que contiene ese nada. Preguntan, “eres de las feminazis”, de las “feministas normales”, sin especificar el contenido de aquello; o “de las locas que se empiluchan”.
Debe ser el único movimiento en que cada cuál hace la interpretación que quiere, en vez de respetar el principio que lo mueve.
Todas estas frases que se reiteran en la convivencia cotidiana o de “pasillo”, no hacen si no boicotear, minimizar y tratar de seguir controlando los avances en materia de género. A fin de cuentas, el avanzar en los espacios de poder, es visto como un riesgo para conservar el mando de quienes lo detentan y lo manejan son esa tradicional lógica patriarcal.
Interesadamente se vincula “lo malo” con el feminismo, a tanto ha llegado que hasta han habido columnas de opinión que culpan al feminismo como causa de la baja natalidad, simplemente absurdo.
Educarse sobre sus orígenes, es lo básico.
Por ejemplo, vamos señalando que:
1- Ser mujer no es ser sinónimo de ser feminista, por lo que el feminismo no es una lucha entre hombres y mujeres, se trata de romper esa lógica patriarcal de relacionarse al poder. Y en ese sistema, y por diversas razones, más veces de las que quisiéramos, pululan mujeres.
2- El feminismo está lejos de ser “una moda”, pues es una ideología política y nace como un movimiento social, desde hace ya 3 siglos. Sin la lucha de este movimiento, las mujeres no podrían haber entrado a la universidad y menos podrían haber logrado el derecho a voto ???.
3- El feminismo beneficia a la sociedad en su conjunto, pues al haber mayor igualdad de derechos y por pender a ello, se avanza y concreta la autonomía económica de las mujeres, beneficiando a las familias; esta ideología busca la igualdad de pago en el mismo trabajo, a equiparar los costos de la crianza responsable y corresponsabilidad en el hogar, lo que posibilita un equilibro en la participación del espacio público y en las decisiones, por parte de las mujeres.
El feminismo busca que esta igualdad se produzca en todos los ámbitos, en la salud que no se castigue a la mujer por embarazarse, ya que es una responsabilidad compartida, pero las mujeres son perjudicadas por tener lagunas previsionales y la recién aprobada reforma previsional hace algunos gestos de equidad en aquello.
Como se observa y por lo que describo, feminismo y políticas de género es hablar de economía, de salud, educación, previsión y no se reduce a la caricatura con la que se ha querido desdibujar el movimiento.
Cuando una mujer avanza se abre la puerta a otras y en el espacio público del poder y las decisiones, sí se requiere paridad, pues somos más de la mitad de la población y no es consistente estar subrepresentadas, solo por la resistencia cultural enraizada de hacer todo lo posible por seguir manteniendo el “bastón de mando”, en los mismos de siempre y con las mismas lógicas patriarcales de esta cultura.
Finamente señalar el feminismo no es lo contrario del machismo. Ya basta de ponerlos en el mismo nivel, uno es un movimiento social y político y el segundo es una actitud que puede llegar a matar.
Por todo lo mencionado anteriormente, solo queda no ceder ni un paso atrás, estar orgullosas de lo logrado, valorar a todas las que comenzaron antes y no declinar en seguir avanzando en un nosotras mucho más fuerte.
También comprometernos a tener un lenguaje cercano y entendible de lo positivo en las políticas de género, en cómo contruye una sociedad más integral y cohesionada en beneficio de hombres y mujeres y por cierto
reimpulsar y abrazar las luchas colectivas que nos unen a todos y todas.
Marcela Espinoza Vidal
Periodista
Magíster en Ciencia Politica
Diplomada en Marketing Digital y Comunicaciones