Aprendamos a relacionarnos con tóxic@s

Según la RAE, la palabra TÓXICO tiene como definición: “Que es perteneciente o relativo a una sustancia toxica y que PRODUCE envenenamiento o que CONTIENE veneno”. Fuerte; por no decir otra cosa, es la explicación o el significado que se le da.

Este vocablo ha pasado a ser muy usado por los chilenos y se ha enraizado bastante en nuestro léxico criollo. Nos expresamos de forma recurrente con el término “TÓXIC@” al referirnos a las personas cuyo comportamiento genera un sentimiento negativo o emociones desagradables.

El título aconsejable para esta crónica seria:“aléjate de las personas que te hacen mal”; no obstante, tenemos que aprender a coexistir con ellos, aunque nos causen destemplanza.

Generalmente todos conocemos o tenemos algún cercano con esas características. Estos se especializan en desacreditar a los demás, opinan abiertamente de nuestras conductas y modos de vida, apariencia física, amistades, familia, situación económica, gustos, inclinaciones políticas, sexuales y religiosas; trabajo, etc. La lista sería interminable. Son como los opinólogos negativos de la vida de los demás, est@s critican y comentan nuestras falencias y errores cometidos, enjuiciándonos o juzgándonos e incluso, dándonos las penas del infierno.
Es gente que generalmente reprocha y reprueba la mayoría de nuestros actos. Ven la paja en el ojo ajeno constantemente y no captan lo contaminado que están. Ell@s generalmente necesitan de algún tratamiento psicológico o religioso para que cambien esas actitudes que están muy enraizadas en sus mentes y corazón; el rencor y el resentimiento rondan por la vida de estos seres y les han teñido y amargado su existencia casi por completo.

Es muy complicado relacionarse con ellos, sin embargo, tenemos que tener la claridad, que ellos generalmente no filtran sus emociones y tienen poca inteligencia emocional, la clave y una de las tantas recetas que existen para convivir con ellos, es, que no te afecten sus opiniones y tener la templanza para armonizarte y no caer en el acto de discrepar o discutir. El peor error, es ese; establecer un diálogo de desacuerdo con estas personas, esto no te conducirá a nada positivo, al contrario te traerán secuelas que alterarán tu tranquilidad y sosiego. Está claro que muchas veces nos dan ganas de rebatir estas posturas y enfrentarlos con argumentos sólidos y bien planteados, de manera respetuosa y firme; sin embargo lo aconsejable es que dejes pasar la ocasión sin interpelarlos y esperar que decante el mal rato.

Las consecuencias que pueden surgir al enfrentarlos, son numerosas y con notoria inclinación a lo negativo; fuera de tu obvia descompensación, también provocarás un daño aún mayor del que estas personas tienen y el desenlace podría afectar directamente tu entorno social o laboral. Otra receta, es alejarte o retirarte del lugar diplomáticamente, sin aspavientos, con habilidad, en calma o argumentando alguna excusa, en el fondo, poner paños fríos a una posible confrontación acalorada. Hay que aprender a vivir con ellos y tratar de armonizarlos con buena disposición; fundamentalmente, tenemos que inyectar positivismo en sus vidas y comprender el ¿porqué? de sus comportamientos tóxicos.
HUBERZZA