¿Cuánto vale una letra?
En 1909 John Moody publicó la primera versión de su “Análisis de Inversiones en Ferrocarriles”, en la cual se analizaban las condiciones financieras de las distintas empresas ferroviarias que emitían bonos en EE.UU. Si bien no era la primera publicación de este tipo, fue la primera en resumir la información de los bonos en un sistema basado en letras, donde Aaa representaba en palabras de su autor “los bonos y acciones de la más alta clase”, y la E a aquellos bonos de empresas en quiebra.
Su impacto fue inmediato. La idea de Moody dio origen a las clasificadoras de riesgo, las cuales se han transformado, más de un siglo más tarde, en actores sumamente influyentes en los mercados globales. De hecho, en un trabajo reciente, los investigadores Carola Frydman y Eric Hilt muestran que el sistema de clasificación permitió la profundización de los mercados y que las rebajas de clasificación tenían un impacto en los precios.
Hace unos días, Moody’s Investor Service (la empresa fundada por John Moody hace más de 100 años), anunció la rebaja de la clasificación de deuda de Codelco desde la categoría A3 a Baa1. Esto implica un aumento del costo de endeudamiento para la empresa que algunos analistas han estimado podría alcanzar los 68 millones de dólares. Esta noticia se suma a las rebajas de la deuda que en los últimos 3 años han realizado las principales agencias de clasificación de riesgo a la deuda del gobierno Chileno.
Los niveles de deuda soberana son todavía bajos en comparación a la región y, pese a las rebajas, la clasificación de riesgo chilena continúa siendo la mejor de América Latina. Si bien existen riesgos, las proyecciones del Consejo Fiscal Asesor (CFA) apuntan a que la trayectoria de la deuda pública se estabilice en los próximos años.
Sin embargo, la situación de las empresas públicas requiere atención. En el caso de Codelco, su nivel de deuda ha pasado de 9.902 millones de dólares el 2012 hasta 18.660 millones el 2023, y un informe reciente del Centro de Estudios del Cobre y la Minería estima que podría alcanzar los 30.000 millones de dólares en 5 años.
En el caso de ENAP, si bien los buenos resultados de los últimos años han permitido reducir su nivel de deuda, el reciente traspaso de 500 millones de dólares de excedentes al fisco plantea dudas sobre las metas planteadas para los próximos años. Al mismo tiempo, Metro y EFE también aportan niveles crecientes de deuda producto de sus planes de inversión. A esto se sumaría el impacto adicional podría tener la anunciada Empresa Nacional del Litio, todavía cubierta de incertidumbre.
El CFA ha alertado como uno de los riesgos a la sostenibilidad fiscal el “aumento del endeudamiento público en formas no reflejadas en la deuda bruta del Gobierno”, lo que incluye la deuda de empresas públicas. Un deterioro en la condición financiera de éstas, tarde o temprano terminará reflejándose en la percepción de la solvencia del gobierno central.
La buena clasificación de riesgo de la deuda pública chilena no solo facilita el acceso del Estado a fuentes de financiamiento, sino que también redunda en menores costos para la deuda de empresas privadas, facilitando la inversión. Este es un activo valioso de la economía chilena y debe ser cuidado.
Gonzalo Islas Decano Facultad de Ingeniería y Negocios Universidad de Las Américas