Desafíos y oportunidades de la Ley 21.595
La promulgación de la Ley 21.595 en Chile marca un hito crucial en la lucha contra los delitos económicos, redefiniendo el papel de las áreas de control interno y contraloría dentro de las organizaciones. Esta legislación no solo enfrenta desafíos significativos, sino que también ofrece oportunidades únicas para fortalecer los mecanismos internos de cumplimiento y gestión del riesgo.
Históricamente, control interno y contraloría han llevado la gran responsabilidad de asegurar la integridad y transparencia en las prácticas empresariales. Con esta nueva ley, su función se vuelve indispensable para garantizar el cumplimiento normativo y promover una cultura empresarial basada en la integridad y la transparencia. Ahora, estos equipos deben ir más allá de la simple prevención y detección de delitos, adoptando un enfoque más dinámico y robusto en sus sistemas de control.
La Ley 21.595 exige una identificación meticulosa de las actividades que podrían implicar un riesgo de conducta delictiva. Esto implica que los equipos de control interno deben realizar un análisis profundo y continuo de todas las operaciones y procesos, desarrollando matrices de riesgo que no solo identifiquen posibles amenazas, sino que también propongan estrategias preventivas efectivas.
Otro aspecto crucial es la comunicación efectiva de los protocolos de prevención a todos los niveles de la organización. Esto requiere una colaboración estrecha entre los equipos de control interno y otros departamentos, como recursos humanos, para asegurar una comprensión y aplicación adecuada de estas políticas.
La nueva ley también subraya la importancia de auditorías externas regulares, las cuales deben alimentar un proceso de mejora continua, garantizando así que las organizaciones no solo cumplan con la normativa actual, sino que también estén preparadas para adaptarse a futuros cambios legislativos.
Un aspecto fundamental es también su énfasis en prevenir la repetición de delitos y en tomar medidas eficaces durante las investigaciones. Los equipos de control interno deben estar siempre vigilantes, listos para adaptar y mejorar sus sistemas de prevención.
La Ley 21.595 coloca a las áreas de control interno y contraloría en el núcleo de la gestión de riesgos corporativos. Con ella, Chile da un paso adelante hacia una mayor responsabilidad corporativa y un entorno empresarial más ético.
Viviana Puentes Directora Escuela de Auditoría Universidad de Las Américas