La cueca: el baile que nos hace vibrar en Fiestas Patrias
Septiembre en Chile se tiñe de colores patrios y se llena del aroma de las celebraciones, pero también del ritmo vibrante y apasionado de la cueca. Este baile, declarado símbolo nacional en 1979, trasciende la simple coreografía. La cueca es una expresión profunda de la identidad chilena, un canto que narra con nostalgia, picardía y pasión, la historia y el alma del país.
Su origen ha sido objeto de debate entre historiadores y musicólogos. Diversas teorías apuntan a una raíz arábigo-andaluza, llegando a Chile a través de la zamacueca peruana en el siglo XIX. Otros investigadores sugieren incluso una influencia africana en su desarrollo, señalando la palabra «zambaclueca» como su posible origen. Independientemente de su génesis exacta, la cueca dejó raíces en el suelo nacional, adquiriendo características propias y melodías originales que la diferencian de otras expresiones musicales latinoamericanas.
Más que una danza, la cueca es poesía en movimiento. El hombre, con pañuelo en mano, corteja a la mujer en un juego de conquista que replica el asedio amoroso del gallo a la gallina. Cada paso y cada movimiento del pañuelo, transmiten pasión, alegría y tradición.
Las chinganas, fondas populares del siglo XIX, fueron la cuna donde la cueca se gestó y popularizó. En estos espacios de encuentro, la música, el baile y la chilenidad se fusionaban en un proceso cultural que cautivó a todas las clases sociales, convirtiéndose en símbolo de unidad.
A lo largo del tiempo, la cueca ha sabido adaptarse a las transformaciones sociales sin perder su esencia. Su ritmo vibrante y carácter festivo, la han convertido en un elemento indispensable de las celebraciones patrias, un lazo que une a las generaciones pasadas con las presentes.
Es importante recordar que la cueca no es solo baile, es también canto. Las letras, impregnadas de picardía, nostalgia y amor, reflejan la idiosincrasia del pueblo chileno. Por ello, preservar la tradición del canto a la par del baile es fundamental para mantener vivo este tesoro cultural.
En septiembre, cuando los pañuelos se levanten al ritmo de la cueca, recordemos que estamos frente a mucho más que una danza. Estamos ante una expresión artística que lleva consigo la historia, pasión y el espíritu de Chile.
José Pedro Hernández Historiador y académico Facultad de Educación Universidad de Las Américas