Crear comunidad educativa para fortalecer del retorno presencial

Se inicia un nuevo año escolar en que, después de dos años de iniciada la pandemia, estudiantes y docentes volverán a encontrarse de modo presencial, según las indicaciones del Ministerio y avance del plan de vacunación en Chile. Este nuevo ciclo trae una serie de nuevos desafíos que enfrentar en lo educativo: acortar las brechas de aprendizaje ocasionados con la virtualidad, fortalecer la comunicación institucional, fortalecer la gestión escolar, mejorar las condiciones de la docencia, etc. Sin embargo, los años de virtualización han traído una serie de nuevas condiciones que debemos considerar.

Algunos aprendizajes de este periodo ponen foco en lo socio-emocional, tecnología e innovación en el aula, involucrar a las familias, cooperación y colaboración, y aprendizaje fuera de la escuela. A mi juicio, uno de los aspectos que se relevaron es precisamente el de informar, dialogar y cooperar para que el retorno de las comunidades educativas sea un esfuerzo común y un compromiso institucional.

Los procesos educativos no son resorte de los docentes o de directivos, sino de la comunidad educativa. La pandemia nos enseñó el rol central que cumplen y deben cumplir los y las apoderadas. No es posible concebir la educación sin ese trabajo colaborativo, pero este no tiene relación con exigirle a las familias que realicen tal o cual tarea, sino incluirla en un proceso de trabajo colaborativo y cooperativo común en función de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Esto cobra mayor importancia si le otorgamos valor al aprendizaje fuera de la escuela y cómo el propio rol de los y las estudiantes tiene relevancia en fortalecer su autonomía y su curiosidad en ambientes que sean colaborativos a su aprendizaje. No es posible mantener la cultura “laboral” de la escuela, en que los y las estudiantes salen de clases como terminando una jornada laboral y se vuelva un suplicio acercarse a cualquier ámbito que le recuerde a ella.

La familia, docentes y estudiantes deben construir un proceso que cambie las lógicas que tradicionalmente se han desarrollado.

Fortalecer una cultura de comunidad educativa, participativa y colaborativa favorecerá procesos de enseñanza-aprendizaje y fortalecerá los lazos entre integrantes de la comunidad. La pandemia nos ha demostrado lo importante de generar sentidos de comunidad y en el ámbito educativo cobra más sentido. El desarrollo socioemocional no es una acción aislada de cada estudiante, es también fruto del esfuerzo de la comunidad por generar condiciones de desarrollo saludable y de bienestar a cada uno de sus integrantes.

El desafío de este nuevo año escolar y de este nuevo entorno educativo es dejar de mirarnos como grupos aislados al interior de las escuelas: docentes, familias, estudiantes, directivos, etc. Debemos reconocernos como una comunidad que tiene objetivos comunes, cada uno aporta desde su rol a ese objetivo. Dialogar, cooperar, compartir y desarrollar son claves para una comunidad educativa empoderada.

Juan Pablo Salinas
Académico de Psicología
Universidad Andrés Bello