Día del Orgullo Autista: Médico especialista del hospital Claudio Vicuña entregó recomendaciones a padres de niños diagnosticados con esta condición

Cada 18 de junio se conmemora el Día del Orgullo Autista, condición que se caracteriza por un déficit persistente en la comunicación e interacción social asociado a comportamientos e intereses restringidos y repetitivos.
“Es importante entender que existe una gran diversidad en el espectro autista, que los niños tienen distintos niveles intelectuales, de comunicación, de lenguaje y que sus características sensoriales hacen que perciban el mundo y se comporten de una manera única”, especificó la doctora Carolina Garay, neuróloga infantil del hospital Claudio Vicuña.
Descripción
Esta condición se presenta en etapas precoces del desarrollo y los primeros signos pueden ser detectables antes de los 12 meses. En ese sentido, los padres y familia suelen ser los primeros en manifestar preocupación, por lo que consultan al equipo de salud, que ante la sospecha debe derivar a un especialista de atención secundaria para la confirmación del diagnóstico.
Las banderas rojas que pueden alertar la existencia de autismo a edades precoces son: insuficiencia marcada en el uso de múltiples comportamientos no verbales, como sonrisa social los primeros meses, contacto visual, expresión facial, posturas corporales y gestos para regular la interacción social.
Falta de atención conjunta, que es la habilidad espontánea de compartir intereses o logros con otras personas o cuidadores, retraso en desarrollo de lenguaje verbal desproporcionado al desarrollo en otras áreas (motora, cognitiva) y juego simple de solo manipular, lanzar juguetes o solo alinear o clasificar por colores, tamaños”.
En niños de mayor edad: lenguaje estereotipado, literal, inadecuado al contexto, “muy directo o no comprende bromas, ironías, dificultades en la interacción social, tendencia a aislarse o intentos fallidos de socializar por no saber cómo, dificultades en desarrollar, mantener y comprender las relaciones sociales, patrones de comportamiento e intereses restringidos, rutinas rígidas reiterativas, fijación anormal por objetos o intereses particulares, híper o hiporreactividad ante estímulos sensoriales como ruidos comunes del hogar y selectividad alimentaria”.
Diagnóstico
“Nuestro rol como médicos neuropediatras es realizar una entrevista completa a los padres. Se revisan antecedentes clinicos importantes perinatales, historia del desarrollo psicomotor junto con un examen neurológico que incluye evaluación de habilidades cognitivas, comunicación e interacción con el entorno y características del juego según edad, lo que permite confirmar o descartar la condición de autismo, además de detectar condiciones asociadas frecuentemente como discapacidad intelectual, trastorno por déficit atencional entre otras. Para completar este proceso pueden ser necesarias varias sesiones y en el caso de aquellos en edad preescolar y escolar es muy importante la información aportada por el equipo educativo”.
Una vez realizada la confirmación diagnóstica se explica a los padres en qué consiste esta condición, se intentan resolver las dudas de la familia y se entregan recomendaciones de manejo en base a la evidencia científica, siendo central la derivación para intervención multidisciplinaria precoz y la escolarización en colegios con Programa de Integración Escolar (PIE).
La neuropediatra añadió que en algunos casos puede ser necesaria la ayuda de fármacos para el manejo de comorbilidades como trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos del ánimo, del sueño, gastrointestinales, epilepsia y dificultades importantes de conducta.
Al respecto, la especialista entregó recomendaciones a los padres, entre las que se encuentran establecer redes de apoyo familiares, con el equipo de salud, de educación o con alguna agrupación de padres de niños diagnosticados con trastorno del espectro autista. “Deben tener un rol activo como coterapeutas, ya que los niños requieren espacios familiares amables y contenedores que estimulen su neurodesarrollo. Dada la plasticidad cerebral de los primeros años de vida, las intervenciones tempranas posibilitan un alto impacto en el desarrollo, logrando atenuar la severidad de las dificultades asociadas al autismo y las posibles comorbilidades que puedan presentar en el futuro”.