Un verano para todas las vejeces

Salir de vacaciones es una posibilidad para un segmento de la población durante esta época. Las circunstancias de cada persona o grupo familiar definen cómo se vive este periodo, donde el llamado es a realizar una pausa, retomar fuerzas, para luego continuar con el resto del año.
En este contexto, y como fundación comprometida con el bienestar emocional en la población de personas mayores, hacemos un llamado a reconocer la heterogeneidad de la vejez y a tender puentes con este grupo etario durante todo el año, pero en particular durante estos meses de verano.
A nivel familiar, y si es posible acceder a panoramas y salidas fuera del hogar, la sugerencia es generar propuestas que vayan en línea con el bienestar integral del grupo, pero también es ideal procurar las herramientas y condiciones para que todos y todas accedan a tiempos de calidad acorde a sus necesidades. Actividades que nos hagan sentido, o que nos permitan tomar contacto con nosotros mismos, impactan positivamente en la salud mental y física. Apelar al fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales resulta igualmente enriquecedor.
Cuando no es posible tomar vacaciones, o bien, materializar salidas fuera de casa, la sugerencia es promover la integración de las personas mayores a la red comunitaria. Algunos municipios, por ejemplo, ofrecen talleres de verano focalizados en ellos. Estos espacios facilitan la convivencia entre pares y el apoyo social, pues previenen el aislamiento y refuerzan su sentido de pertenencia a un colectivo.
Los grupos formados por y para las personas mayores, como los que surgen desde la organización vecinal, también son una fuente valiosa de apoyo emocional, formativo, logístico e instrumental. Estas instancias contribuyen a la generación de comunidades donde sentires y necesidades confluyen y se acompañan. Sin ir muy lejos, muchos de estos espacios acogen emprendimientos de quienes necesitan mantenerse activos laboralmente, permitiendo un aporte directo a su economía y también a su sentido de realización.
Más allá de ofrecer alternativas y panoramas, promover la participación en clubes o talleres, o simplemente comprar un producto manufacturado por una persona mayor, enfatizamos en la necesidad de mirarnos con empatía. Que el verano sea una oportunidad aprovechada en ese sentido.

Ana Paula Vieira
Psicóloga especialista en Gerontología
Presidenta de Fundación Míranos