De la hospitalidad a la hostilidad hay un solo paso
En el mundo y en especial en la actividad turística donde la hospitalidad es fundamental, es crucial reconocer la amenaza latente de que esta virtud se convierta en su opuesto y desemboque en hostilidad.
A medida que se aproximan los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos en octubre de este año, surge una interrogante ineludible: ¿Estamos verdaderamente preparados como anfitriones y guardianes de la hospitalidad?
En este escenario en el que la afluencia de turistas se incrementará, la necesidad de contar con personas altamente capacitadas en la industria turística es algo crucial. En este contexto, el anfitrión, quien se encuentra en estrecho contacto con los visitantes, se convierte en una pieza fundamental para hacer que la experiencia del turista sea memorable.
La Subsecretaría de Turismo y Sernatur han apostado a través del diseño de manuales y diversas actividades el incentivo a las buenas prácticas de hospitalidad, proponiendo acciones sencillas que se centran en los momentos de máxima cercanía con el turista: al recibirlos, durante la prestación de servicios y al despedirlos. Además, apuntan a garantizar cortesía y fiabilidad, lo que se traduce en la satisfacción de cada cliente, quien no solo deseará volver a vivir esa experiencia turística, sino que también la recomendará a su conocido.
Es importante tener presente que la hospitalidad es un factor clave al momento de brindar un servicio de excelencia, es un principio que trasciende las fronteras humanas y se extiende a un nivel más profundo, permitiendo a cada persona experimentar emociones y sensaciones que resultarán en una vivencia inolvidable.
A través de la implementación de buenas prácticas podemos lograr que colaboradores y empresas mejoren la competitividad de su negocio y también las proyecciones del país como destino turístico.
Gustavo Salinas Académico de la Escuela de Hotelería y Turismo Universidad de Las Américas