De las buenas y malas costumbres
Recuerdo que para ejemplificar lo «variable» de la moral nuestro profesor de Historia de la Cultura nos expuso el siguiente ejemplo.
Si por una mera casualidad sorprendíamos desnuda a una mujer occidental cristiana está se cubriría pubis y pechos.
Ahora, si nos ocurriese con una musulmana se taparía el rostro.
Cierto. Ambas culturas tienen el concepto del pudor y por ende, lo que es o no «mostrable» de nuestro cuerpo.
Lo que no comparten es la «parte» que no está bien exhibir.
Es muy común escuchar a diferentes personas, educadas y no, hablar de la ética y la moral.
Que es ética y moralmente reprochable esto, eso o aquello.
Y, en rigor están diciendo una tontería porque el vocablo Ética tiene su origen en la palabra griega Ethos, que significa costumbre y Moral proviene de latín Mores que significa…costumbre.
Y si nos vamos al diccionario de filosofía de Ferrater Mora encontraremos que define Moral como el conjunto de costumbres y normas que se consideran «buenas» para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad.
En cuanto a Ética, que está relacionada con lo que es correcto o equivocado en la conducta de las personas.
Así las cosas, debemos asumir que Ética y Moral son sinónimos.
Pero de la compartida definición podemos concluir algo por demás serio, a lo que muchos se niegan.
Que por ser la consagración social de hábitos (y que ya está claro las distintas culturas no comparten) son intrínsecamente mutable.
Ya no se trata de qué se cubre una mujer según su moral sino que esa misma mujer hace cincuenta años se tapaba…y hoy no.
Que lo que alguna vez fue mal visto hoy es exibible.
No hace mucho la preñez de una mujer soltera era un baldón que oprobiaba a toda la familia. No era inusual que escondieran a la «infractora» y nueve meses después nacía un «hermano».
En los 70 el promedio de edad del primer coito era los 18 años, hoy los 13.
Hubo una época en que los niños no hablaban en la mesa.
Puede resultar anecdótico pero ocurre que las cumbres, las normas, no sólo son consagradas en algunos textos de buenas costumbres.
También derivan en leyes y…si entramos en ese plano ya no solo hablamos de sanción social sino que también penal.
Y, es aquí donde la cosa se pone «peluda». Ocurre que nuestro Código de Procedimiento Penal considera inimputable a los menores de 14 años que cometen algún delito ya que su inmadurez psicológica no les permite dirimir a cabalidad entre lo bueno y lo malo.
Y entre los 14 y hasta los 18 tienen un trato especial por su calidad de adolescente.
Lo he contado en más de una oportunidad. Fui por un tiempo Rehabilitador de Menores (o personal de trato directo como los llama SENAME) en el Centro de Observación, Tránsito y Diagnóstico de Pudahuel.
Y…como dicen los peruanos…no me vengan con medios día habiendo días enteros.
Compartía con otros tres «tíos» la vigilancia del pabellón C, que estaba dividido en dos grupos, menores de 10 a 14 años y otro de 15 a 18. Sesenta menores en total.
Habían chicos «por protección», que son aquellos derivados por el sistema Judicial de Menores porque su condición socio familiar así recomendaba fuesen separados de sus adultos y menores «en conflicto con la justicia» como eufemísticamente se les llama en Chile a los menores delincuentes…y puedo dar fe de tres peculiaridades de ellos.
1. Son extraordinarios manipuladores del sistema. Tienen muy claro el sentimiento de culpa de la sociedad por la vida que a ellos les tocó y lo explotan.
2. Mentirosos hasta decir basta.
3. Discriminan con acierto y sin dudas entre lo correcto y lo incorrecto.
4. Estiman está justificado expoliar a la sociedad porque está ha sido mala con ellos, y
5. Son malos. Realmente malos. Disfrutan dañando.
Pero la Ética o la Moral, como siempre muy de atrás…no se ha puesto al día con el cambio (no voy a decir evolución) de las costumbres y tal vez crean que en algún momento el hábito de respetar la propiedad privada vuelva a la etapa de la inocencia.
Alejandro Iglesias