Nosotr@s en ocasiones omitimos;pero ell@s mienten y engañan generalmente

ELPROA
El Diario de San Antonio

Las cosas por su nombre; personalmente soy amigo de la omisión y sinceramente  creo que es más sana que la mentira y el engaño.  Como dicen por ahí:   “¡Vo hazte el hueon no más!”

Siendo las dos últimas palabras una conducta humana muy frecuente, e incluso para algunos ya es un hábito, pues,  que a través de los años han sabido manejar extremadamente bien a su favor este proceder.
       El mejor ejemplo que tenemos en  Chile en un gran porcentaje es muestra clase política e incluso; muchos se han ganado envestiduras de honorables en nuestro  “Hemiciclo Porteño” con mentiras y engaños con sus  campañas políticas embusteras.
      Para aclarar los verdaderos significados de estas  tres  palabras y aclarar un poco más este concepto de nuestra omisión, y la mentira y el engaño  existente en grandes cantidades en el ADN de una parte significativa de  nuestra clase política; que mejor que preguntarle al Profesor Google sobre estos términos.
Él dice que omitir es no dar, o guardar para sí, una información importante de alguien o algo, incluyendo por obviedad  lo personal. Y  la mentira,  en estricto rigor, es dar una declaración o decir algo que no es verdad;  que se hace con la intención de engañar al decir algo que no es cierto, por otro lado, el engaño simplemente es el resultado de la mentira deliberada, exitosa o no, por medios verbales  y/o no verbales con el fin de mantener a las personas envueltas  y convencidas políticamente hablando.
    Por lo tanto, podemos diferenciar entre omisión, mentira y engaño: La omisión consiste en no facilitar una información importante al receptor propiamente tal; y mentir es emitir enunciados falsos. Por otro lado,  el engaño es la intención deshonesta y determinada de nuestra clase política de influir en el sufragio del electorado a su favor; a través, de enunciados de proyectos y metas políticas falsas.
NOSOTR@S, los que no pertenecemos a ningún partido político nos damos cuenta de sus embustes y generalmente callamos  y omitimos nuestros descargos efusivamente  y a la vez  razonamos  que la política y su ralea de paracitos ladrones nos guste o no; “son un mal necesario”.
      Somos, muchas veces un electorado bipolar, nos damos cuenta de los embustes de  ELL@S y reaccionamos  enojad@s o indignad@s; sin embargo, llega el día de algún sufragio y le damos el voto  al que creemos que es EL MENOS MAL@.
En consecuencia; Nosotr@s tenemos una idiosincrasia muy especial políticamente hablando, omitimos nuestro pensar,  ya que, creemos justificadamente con todo lo visto a través de los años,  que ELL@S los ilustres, le han y  seguirán  robando al pueblo y al Estado; y lamentablemente, tirándolos a tod@s al mismo saco.
HUBERZZA