Niñeces libres: La importancia de avanzar hacia la erradicación del Trabajo Infantil en Chile

ELPROA
El Diario de San Antonio

Este 12 de junio, en el marco del Día Internacional contra el Trabajo Infantil, reiteramos un compromiso ineludible: garantizar que niños, niñas y adolescentes vivan una infancia plena, sin cargas laborales que vulneren sus derechos y condicionen su futuro.
Históricamente, la política pública en esta materia ha tenido como horizonte reducir la participación de la niñez y adolescencia en actividades laborales, promoviendo que sus energías estén orientadas a su desarrollo integral. No se trata solo de erradicar el trabajo infantil en sus peores formas, sino también de asegurar que ninguna tarea —remunerada o no— interfiera con el acceso a la educación, la salud, el juego y la participación social.
Sin embargo, las cifras actuales nos llaman a la reflexión. De acuerdo con la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) 2023, en Chile aún hay 178 mil menores de edad que realizan trabajos remunerados. Detrás de esta cifra se esconden realidades marcadas por desigualdades territoriales, de género y socioeconómicas.
En zonas rurales, por ejemplo, el trabajo infantil alcanza un preocupante 22,1%, en contraste con el 14,7% registrado en áreas urbanas. Asimismo, los trabajos remunerados prevalecen más entre niños (6,6%) que en niñas (4,2%), mientras que el trabajo doméstico no remunerado afecta en mayor medida a las mujeres jóvenes (12,3%) que a los hombres (10,1%). Estas cifras revelan un patrón persistente de desigualdad y roles de género que se reproducen desde edades tempranas.
También observamos una relación directa entre el nivel de ingresos y la escolaridad de los hogares con la prevalencia del trabajo infantil. A menor ingreso y nivel educativo de la jefatura del hogar, mayor es la probabilidad de que niñas, niños y adolescentes se vean obligados a trabajar, vulnerando así sus derechos fundamentales.
Más allá de los números, lo verdaderamente preocupante es el impacto que el trabajo infantil tiene sobre la vida de la niñez. Según datos del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, quienes trabajan asisten menos al colegio —con una diferencia de 11 puntos porcentuales— y su rendimiento académico también se ve afectado: un 41% de ellos presenta un desempeño muy bajo, bajo o regular, comparado con el 27% de quienes no trabajan.
Este fenómeno también priva a la niñez del tiempo necesario para jugar, recibir atención médica o participar activamente en su comunidad. En definitiva, obstaculiza su desarrollo integral y perpetúa las desigualdades sociales.
Desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, trabajamos incansablemente para promover los derechos de la niñez y erradicar cualquier forma de trabajo infantil. Pero esta tarea no es exclusiva del Estado. La cooperación de toda la sociedad —familias, comunidades, empresas, escuelas y organizaciones— es esencial para avanzar hacia un país donde ningún niño o niña tenga que trabajar.
Nuestro deber es claro: proteger la infancia y garantizarles un presente y futuro donde puedan crecer, aprender y soñar sin cargas que no les corresponden.
Porque una infancia libre de trabajo es una infancia con derechos.
Sigamos trabajando juntos por un Chile sin Trabajo Infantil.

Arife Mansur Acevedo, SEREMI del Trabajo y Previsión Social