Bitcoin: la anarquía del dinero

Las posibles regulaciones que ha visto EE.UU en empresas como Blockfi, la entrada a la bolsa de Coinbase, la decisión de El Salvador de adoptar el bitcoin como moneda oficial, la posición que ha tenido Rusia ante el bloqueo económico de adoptar la criptomoneda para algunas operaciones, demuestran que es un tema, que aunque algunos lo vean como una burbuja económica o como una inversión de refugio más potente que el oro, es algo sobre lo que hay que debatir.
Esta criptomoneda virtual funciona como un sistema de pago que prolifera eximir la figura de un ente centralizado como actualmente funciona el dinero FIAT (dinero tal cual conocemos y que no tiene otro valor más que la confianza que las personas le dan a este elemento). Asimismo, cumple el propósito de trabajar de manera descentralizada a través de una red con nodos voluntarios, algo similar a tener millones de computadores funcionando de forma independiente a lo largo del mundo y que ejercen la función que actualmente realizan los bancos, registrando un historial de cuentas de carácter público conocido como “blockchain”, que corresponde a un libro de acceso público donde se reconocen todas las operaciones con bitcoin.
El rol de este sistema es evitar un doble cobro como, por ejemplo, sería una transferencia internacional donde por un lado cobra el banco emisor su comisión, y por el otro, lo hace el banco receptor. Acá en el sistema del blockchain se genera solo un cobro y a mucho menor valor. El dinero denominado bitcoin se produce mediante la resolución de complejos problemas matemáticos (algoritmos) realizados en computadores, que en lenguaje técnico se denomina “minería de criptomonedas”, aludiendo a la idea de los mineros que buscan oro u otro mineral suntuario.
Un punto interesante que considerar con el bitcoin, es que su protocolo fue diseñado con la intención de generar un máximo de 21 millones y nada más, lo que se denominaría un producto deflacionario. Actualmente, se han creado aproximadamente 19 millones de esta moneda y cada cierto tiempo la creación es más complicada, dado que se ha aumentado la dificultad de los algoritmos.
Finalmente, cabe destacar que el bitcoin, a pesar de tener detractores, sigue teniendo una idea base optimista y velando por una unificación económica, lo que se puede considerar como una revolución e incluso una anarquía del dinero. No hay que olvidar que su propósito, bajo la visión de su creador Satoshi Nakamoto, es desarrollar una moneda mundial de refugio deflacionario y que no dependa de un banco central. Quizás esta visión se cumpla, solo el tiempo lo dirá, pero sí se tiene certeza que esta moneda llegó para causar debate y reflexión.

Francisco León Académico Escuela de Auditoría Universidad de Las Américas