La llave del agua.

Si apenas el 0,5% del agua del planeta es agua dulce disponible y aprovechable desde acuíferos subterráneos, parece razonable que en la gestión de este vital y escaso elemento exista una cooperación y corresponsabilidad de todos los actores involucrados. Sin embargo, lo que parece obvio, no lo es, porque se parte de una premisa equivocada: la idea de que el agua es un recurso por el cual se compite para su control. Y cómo en toda competencia, los conflictos son inevitables a distintas escalas.

En el marco del Día Mundial del Agua y bajo el lema “Agua para la Paz”, la ONU aborda este punto para crear conciencia sobre la necesaria cooperación entre distintos usuarios del agua mediante un “enfoque de gestión integrada de los recursos hídricos y promover una economía circular que haga efectivos los derechos humanos de las personas”.

La clave está en entender que el agua es más que un recurso, es un derecho humano intrínseco a todos los aspectos de la vida, que modela los territorios y a las comunidades que los habitan. Al comprender esta distinción, habilitamos el concepto “usuarios del agua”, que busca integrar a otros actores de las cuencas hidrográficas a través de una propuesta de gestión hídrica integrada: los Consejos de Cuenca.

Según el estudio Escenarios Hídricos 2030, el 44% del riesgo hídrico de las cuencas se debe a deficiencias de Gobernanza, Institucionalidad y Gestión de los Recursos Hídricos. Es por eso que impulsar 16 pilotos de Consejos de Cuenca en el marco de la “Transición Hídrica Justa”, es un paso relevante para crear una nueva institucionalidad que integre distintas visiones, similar a la que tienen todos los países OCDE, a excepción de Chile. De hecho, la propia OCDE en su reciente Evaluación de Desempeño Ambiental 2024, recomienda a Chile reforzar la coordinación de la gestión del agua a todos los niveles y formalizar la gobernanza a escala de cuenca.

Ese cambio tiene un correlato normativo, pero sobre todo cultural, ya que implica necesariamente que quienes hoy controlan la llave del agua compartan dicha función por un bien mayor. Actores como las comunidades ribereñas, pescadores artesanales o la propia naturaleza y biodiversidad que depende de ecosistemas acuáticos como humedales o turberas, hoy no están integrados en un organismo multisectorial que coordine la toma de decisiones sobre la administración y distribución del agua a nivel de cuenca.

En el Día Mundial del Agua, el llamado es a tomar consciencia sobre la real dimensión del problema que enfrentamos y despolarizar un debate que tiende a estancarse cuando vemos a este elemento como un recurso sobre el cual ejercer control. Requerimos acciones urgentes para asegurar un suministro estable y justo a los socioecosistemas que dependen del agua para subsistir.

Diego Urrejola
Director ejecutivo de Fundación Cosmos