P. L. R.
El chiste narra que en una de tantas reuniones llevadas a cabo en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Washington pidió la palabra el embajador de Bolivia quien…como es tradición en nuestras relaciones diplomáticas…había solicitado a la Secretaria de la ONU poner en tabla el eterno conflicto marítimo.
Se largó una lata perorata sobre los motivos históricos y de justicia que avalaban las protecciones altiplanicas.
Y no encontró nada más original que decir, en inglés, al finalizar su intervención la frase WE WONT SEA (que, en español, foneticamente, suena «gui gon si» y que significa NOSOTROS QUEREMOS MAR.
Entonces el delegado chileno, que tenía en sus manos un discurso tan largo como el boliviano sonrió. Dejó los papeles sobre su pupitre y mirando fijamente al interpelado se limitó a responderle; «SEA WE WONT», que se oye; «si gui gon».
La Corte Internacional de La Haya acaba de sanear uno de tantos conflictos entre ambos países. Esta vez por uso y/o aprovechamiento de las aguas del Río Sílala.
Bolivia aducía que era un curso de aguas boliviano y que mediante la construcción fraudulenta por parte de Chile de canales de desvío había logrado redirigir el curso natural de ese curso fluvial para que entrase a territorio chileno.
Nuestro país negaba tal afirmación, reconocía canalización artificial pero dentro de territorio nacional. Por ende se trataba de un río internacional porque nace en el territorio de un país y, por esos caprichos de madre natura, después de un recorrido por territorio boliviano se adentraba en nuestro país.
Bolivia además pedía ser compensada monetariamente por el uso de las aguas que Chile hacía.
El fallo, en lo sustancial le dio la razón a Chile.
Y ha quedado a firme que el Silala es un río internacional y que Chile no le debe un peso a pito de compensación por el uso de sus aguas.
Y…como estos procesos son largos…empezó hace seis años (gobierno de Bachelet), continuó durante todo el período de Piñera 2 y se le puso a fin ahora, con Boric al mando del gobierno.
Pero igual se escucharon jubilosas declaraciones sobre la bien que lo había hecho la actual Canciller y la Agente del Gobierno ante la Corte Internacional con el evidente e impudoroso propósito de «agarrar una alita» más que sea. Eso que coloquialmente llamamos «vestirse con ropa ajena».
Para la interna, para el cominillo político quedará que tras la pretensión boliviana estaba la mano de Alvaro García Linera, político boliviano, marxista de tomo y lomo, profundamente anti neoliberalismo y anti chileno. Un indigenista acérrimo a quien se le debe que hoy su país sea mencionado como Estado Plurinacional y cerebro gris tras la presidencia de otro convencido anti chileno, Evo Morales.
Es autor de varios textos de política.
Se dice que sus escritos son textos de cabecera de Boric quien nunca ha negado la profunda admiración que siente por este.
No deja de ser casi patético que precisamente cuando gobierna Chile un declarado admirador de quien lleva años alimentando acciones anti chilenas y arrastrándonos a foros internacionales y cortes de justicia una de ellas, si no la más importante, acaba de darle un portazo en las narices a sus pretensiones y deba festejar en público aunque tal vez en privado lamente por el traspiés que la sentencia le signifique a su mentor intelectual.
Alejandro Iglesias