Al interior de las familias chilenas, ocho de cada 10 hogares son liderados por mujeres -lo que se denomina la feminización de la pobreza- y aun cuando en los últimos años se han empezado a notar pequeños cambios en términos de inserción laboral femenina, estos no han sido tan significativos ni con la velocidad que se requiere para avanzar hacia una mayor equidad laboral. Un reciente estudio realizado por ADDECO (empresa dedicada a la contratación de personas para distintas empresas), destinado a identificar la relación de mujeres versus hombres en todos los ámbitos laborales, demostró que se mantiene la mayor concentración de mujeres particularmente en sectores como servicios, y una baja participación en directorios, lo cual es realmente preocupante. Lo anterior, da cuenta, además, que se mantiene la inequidad laboral femenina, persisten significativas brechas salariales y continúan siendo muy pocas las mujeres que alcanzan cargos directivos. Si bien de este análisis se puede desprender que hay un castigo a la maternidad en Chile y por tanto, para postular a cargos directivos las mujeres deben finalmente renunciar a ella o postergarla, lo cierto es que para revertir la tendencia y aumentar el porcentaje de mujeres en directorios empresariales, no basta con políticas públicas ni con acciones determinadas que realice la empresa privada. Este es un tema donde muchos actores tienen que ponerse de acuerdo para generar un cambio real y donde la voluntad y la educación juegan un rol fundamental. Catalina Maluk Abusleme Directora Escuela de Economía y Negocios UCEN

Este año con sorpresa se anunció en las noticias que un filántropo chileno donó una mansión a la organización Desafío Levantemos Chile con el fin de poder construir viviendas sociales. Con la venta de ese lujoso inmueble se construirán hogares que sin duda podrán cumplir el sueño de vivir con mayor dignidad en la anhelada casa propia.
La encuesta Chile Dice del 2020 señalaba que el 44% de las personas tenía la casa propia como su mayor aspiración. Como el problema del acceso es una realidad multidimensional que se explica entre otras razones por sus altísimos precios, por los ingresos económicos de los hogares, la exclusión del sistema de créditos hipotecarios cuando se tiene un trabajo formal como también por un déficit habitacional actual dada la brecha entre la demanda de soluciones habitacionales y la generación de ofertas financiadas por el Estado a través de sus políticas públicas.
Enfrentamos una de las mayores crisis habitacionales de nuestra historia. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo y el BID elaboraron un catastro con el número de campamentos. De acuerdo con el informe, en Chile hoy hay 1.091 campamentos, vale decir, asentamientos preferentemente urbanos, de 8 o más hogares que habitan en posesión irregular un terreno, con carencia de al menos 1 de los 3 servicios básicos (electricidad, agua potable y sistema de alcantarillado) y cuyas viviendas son precarias, y se encuentran agrupadas y contiguas.
Entre las razones por las que las personas terminan residiendo en los campamentos menciona que un 55% declara haberlo hecho por los bajos ingresos en el hogar y en 47% por el alto costo en los arriendos. Asimismo, esta situación preocupa aún más, ya que la fundación Techo Chile y el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), realizaron el estudio: «Exposición a amenazas y vulnerabilidad: la continua emergencia en los campamentos en Chile”. Del universo total de 23.843 familias que residen en campamentos en la región de Valparaíso un 99,6% se exponen a algún tipo de amenaza (incendios forestales, aludes, etc).
Todos estos antecedentes tienen implicancias para la vida de los hogares, por lo que no solo se trata de construir viviendas sino también de generar condiciones dignas para el desarrollo de sus habitantes. Se reconoce la preocupación filantrópica como también la implementación de programas gubernamentales que focalizan en los hogares de más alta vulnerabilidad social y económica. Pero claramente en términos de impacto de las políticas públicas, los resultados y la realidad nos señalan que es urgente concertar un plan estatal a largo plazo, en el que los distintos actores políticos, institucionales, sociales y comunitarios en el tiempo se articulen bajo una política pública intersectorial que proyecte y garantice la reducción del déficit existente, considere las realidades territoriales y regionales particulares, se avance en procesos de regularización de históricos campamentos e incluya medidas para que quienes allí habiten accedan a servicios básicos y se forjen comunidades multiculturales y seguras.

Ingrid Robert, académica de Trabajo Social, UNAB Sede Viña del Mar